Insisto en el ser de una mariposa y su encanto,
me contagio a su ritmo, a su aletear,
así despliego, colores del amaranto;
elevo a los cielos, uso un velamen de gracia.
Y en las sombras voladoras, avisto unas manos,
siento sus caricias, tibiezas, que atrapan
la anuencia de unos ojos, su mirada;
un rodeo de versos, silabeos acuciados.
Orlado el hoy en su envoltorio de la nada,
imagino un cíclico furor que me desata
una soledad amarrando endeble
mi desboque, temores, el recuerdo de unos brazos.
Estoy en trance angelical de elipses y vertientes,
ritmo de síncopas, un frugal encanto
como una sinfonía en pausa de staccatos,
donde bebo el miedo y su rondín noctámbulo.
La vida, el amor, vergeles en miranda
decorando a la luna en sus dos caras,
arias de amapolas, rocío de agua blanca;
así vivo este romance de mitos envinados…
titilo, sueño, un milagro del mañana.
Composición y piano
de
Elen Lackner
Eres una mujer entusiasmada y apasionada, como demuestran tus poemas.
ResponderEliminarQue ese fuego arda lúcido y encuentre su sentido y felicidad por doquier.
Juan Piera