Impaciente y desprendida
Entregada a una nube,
desmenucé recuerdos;
detenida en una estela,
observé el estribar
de una broza y sus esquejes
aturdidas con desvelo
crujían al rotar de sus cadencias
habitadas por los claros arrebatos
de verdores y hojas muertas.
Estreché la pasión de mis límites
con el manto de una luna sibilina
luminada en la faz de su planicie
bajo influjo de trotar una aventura.
Me dormí con querencias de alondra
desperté como audaz golondrina
y así volé y volé
hasta que mis alas
velaron tu sombra
al regreso de los sueños
donde un grial de alabastro
desformaba su brillo,
sin azules,
bebido al sopor de mi tiemblos.
Perseguí la furia y sus vientos;
atravesé el desierto
llegué al fondo de los sentimientos,
palpé ausencias,
esgrimí memorias
y así arribé encendida
al zumbido de tu cuerpo.
Impaciente y desprendida
desgreñé en tus loas
sobre enveros como rosa
acoplada,casi estrella,
para rociarme en tu piel
bajo lluvia en un divan
entre vainas del cielo.
Volví sobre instantes sinceros,
velada sobre un tapiz de alameda
pura y ardiente,
derramé palabras
sobre un mar de violetas
ebria de lises y esencias.
Embriagué mis labios,
bebí de tu boca,
respiré tu aire,
suspiré en tu aliento,
me miré en tus ojos,
me quemé... en tu fuego.
Elen Lackner
desmenucé recuerdos;
detenida en una estela,
observé el estribar
de una broza y sus esquejes
aturdidas con desvelo
crujían al rotar de sus cadencias
habitadas por los claros arrebatos
de verdores y hojas muertas.
Estreché la pasión de mis límites
con el manto de una luna sibilina
luminada en la faz de su planicie
bajo influjo de trotar una aventura.
Me dormí con querencias de alondra
desperté como audaz golondrina
y así volé y volé
hasta que mis alas
velaron tu sombra
al regreso de los sueños
donde un grial de alabastro
desformaba su brillo,
sin azules,
bebido al sopor de mi tiemblos.
Perseguí la furia y sus vientos;
atravesé el desierto
llegué al fondo de los sentimientos,
palpé ausencias,
esgrimí memorias
y así arribé encendida
al zumbido de tu cuerpo.
Impaciente y desprendida
desgreñé en tus loas
sobre enveros como rosa
acoplada,casi estrella,
para rociarme en tu piel
bajo lluvia en un divan
entre vainas del cielo.
Volví sobre instantes sinceros,
velada sobre un tapiz de alameda
pura y ardiente,
derramé palabras
sobre un mar de violetas
ebria de lises y esencias.
Embriagué mis labios,
bebí de tu boca,
respiré tu aire,
suspiré en tu aliento,
me miré en tus ojos,
me quemé... en tu fuego.
Elen Lackner
QUIÉN PUDIERA QUEMARSE EN TU FUEGO, QUERIDA ELEN... TUS PALABRAS SON EL FUEGO MISMO.
ResponderEliminarHola Jorge: muchas gracias por tu comentario. tqm.Elen
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