Amor mío, no te duermas

Amor mío, no te duermas,

deténte en las alas del tiempo,

donde existen noches de resplandores nuevos,

balanceadas entre nubes

en forma de ocaso llamando al silencio.

Y sobre un mar de luciérnagas,

quédate anclado a mis quietas;

entíbiame de mareas edénicas

sobre algaidas turbadas de fuego.

Rebózame en las brozas ungidas,

con tu amor inmaculado de sueños,

llévame a donde no muere la vida,

y mi cuerpo se rinda a tu estreno.

Fluyen mezzos de carnal armonía,

donde glisan las voces del viento,

allí donde es insomne la luna

y tu candor se une a mis ruegos.

Amor mío, no te duermas,

quizás no amanezca un mañana,

líbame a tu boca y apaga mis labios,

con suspiros cautos de una rosa blanca.

Navegante ardiente sobre arenas mansas,

bríndame en la sed de mi naufragio

en cada amanecer al despuntar el alba.

Amor mío, no te duermas,

mírame a los ojos, y no pierdas tu mirada;

vísteme de estrella con las clámides del cielo,

desliza tu emoción al bogar de mis palabras;

vierte el cauce de tu espacio al desnfreno,

déjame ser fábula y te soñaré enamorada.

Elen Lackner